Las personas cuando toman una ducha no suelen pensar a profundidad el modo en que se está limpiando el cuerpo o si en verdad se están tomando las decisiones correctas. Puede parecer tonto, pero para la salud la higiene personal en estos casos es fundamental para la salud.
A continuación, se describen los mejores consejos para tomar una ducha perfecta, porque aunque puede parecer que todos conocemos, esto en realidad no es tan así.
Los mejores consejos para tomar una ducha perfecta
Decidir el tiempo de la ducha – En Occidente no ducharse todos los días es visto como un mal hábito, incluso puede ser una razón de bromas. Sin embargo, un baño todos los días es contraproducente para la salud de la piel. La sugerencia es bañarse cada dos días porque una frecuencia mayor es innecesaria cuando no se vive en una zona cálida y húmeda. La ducha perfecta no es la que se realiza todos los días y varias veces al día.
Regular la temperatura – El baño con agua caliente es tentador y usar el agua a una temperatura hasta también lo es, pero la realidad es que una elevada temperatura va a eliminar la grasa natural de la piel, así que queda seca y vulnerable. Además de lo anterior, esto incremente el gasto en electricidad o en gas.
De arriba para abajo – El uso del champú no es imprescindible todos los días al momento de lavarse el pelo, en realidad lo ideal es lavarlo cada tres días, con la excepción de aquellos días en los que sea ensuciado bastante el cabello por una razón en particular. Tampoco es necesario frotar en exceso el cabello, porque cuando es delicado se puede dañar con facilidad.
Enjabonar el torso y las extremidades – Se recomienda el uso de una esponja abonada para ir frotando todo el cuerpo. Con su utilización se va a exfoliar la piel y eliminar las células muertas, lo cual es bastante beneficioso para la salud de la piel.
No olvidar lavarse los pies – Se puede llegar a pensar que el agua que se va escurriendo por todo el cuerpo es más que suficiente para la limpieza de los pies, pero esto no es verdad. También es una zona que requiere de un frotado como las otras áreas del cuerpo, para así permitir la eliminación de la suciedad que se va acumulando, la piel muerta y las bacterias.